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La primera lágrima

 

Yo la sentí pasar cual lava hirviente;

del corazón en el profundo seno

hizo brotar un manantial ardiente,

se derramó en el alma su veneno

y una arruga precoz marcó mi frente.

 

Ella, rompiendo los amantes lazos

en que ilusión me tuvo adormecida,

arrojome del dolor en brazos;

sin aliento caí, quedé sin vida

y roto el corazón en mil pedazos.

 

¡Lágrima abrasadora que has brotado

en los umbrales de mi edad primera!

tu amargo manantial no fue secado,

y presiento que en mi edad postrera

aún tu ardiente raudal no esté agotado.

 

Tu enturbiarás mis apagados ojos

cuando el alma, rompiendo sus cadenas,

deje este mundo de aridez y abrojos,

lago revuelto de dolor y penas

que causa al corazón fieros enojos.

 

Y entonces, cual postrera despedida

a un mundo que jamás he comprendido,

en tu esencia volará mi vida,

y en la mansión eterna del olvido

para siempre quedará dormida.

 

 

 


 

Imagen de la portada del libro

 

¿Quién fue Rosario de Acuña?.

 

 

 

Rosario de Acuña. Comentarios

Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora