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Dedicatoria de un ejemplar de Los ecos del alma, al Sr. D. Leopoldo Augusto de Cueto, contestando a la composición que ha puesto en mi Álbum.

 

 

A los veinticinco abriles

y sin grandes esperanzas

quise pintar las matanzas

de las contiendas civiles.

El público, de mi nombre

llenó el espacioso ambiente,

ciñendo mi humilde frente

con los laureles del hombre.

En los ecos de mi lira

halló el rumor que en las calles,

cual torrente de los valles,

furor y saña respira;

y mi gloria fue mayor,

pues que sin temor mis alas,

me vi lejos de las galas

del ingenio y del amor

por el juicio soberano

del público, que no sabe

que mi voz se torna suave

en mi femenina mano;

que aunque tú no lo creyeres

no pude olvidar jamás

que los hombres piensan más

y sienten más las mujeres.

Y de esta verdad la trama

en aqueste libro escucha:

el hombre maldice y lucha,

la mujer bendice y ama.

 

Abril, 1876

 

 

 

 

 

Imagen de la portada del libro

 

¿Quién fue Rosario de Acuña?.

 

 

 

 

Rosario de Acuña. Comentarios

Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora