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¡Duelo!

 

El autor de Peñas arriba ha muerto; la España del sentimiento y del arte está de luto; el último de sus románticos va a dormir el sueño de la eternidad en su tierruca amada, y el perfume de los brazos y de las aliagas se extenderá como crespón de duelo por los ámbitos de la patria; el dulce cantar de este duelo bendito, donde la poesía se esparce como rocío del cielo, no alzará más su voz de trovador enamorado de las leyendas, y desde los ventisqueros cántabros, henchidos de todas las asperezas que hicieron a nuestra raza brava conquistadora del mundo, bajarán a las llanuras castellanas ecos de llanto, suspiros de tristeza, que no está Iberia tan holgada de genios que no siente el desconsuelo infinito de la soledad, al ver desaparecer en los silencios de la muerte una de las almas que aún la sostenían bajo el solio de la excelsitud.

¡Lloremos! ¡Lloremos todos a uno de los únicos por los cuales todavía brillaba en el cielo de la historia española el fecundo sol de la poesía! ¿Cubramos de flores el sepulcro del genio! ¡Pidamos a su espíritu culto, sincero, creyente y bravo, las energías que salvan de las bastardas neutralidades, que hoy van ensombreciendo la patria y agusanando el vigor de sus juventudes, para arrojarnos al fin como pueblo de afeminados parásitos a los pies de cualquier conquistador audaz! ¡Agrupémonos, vistiendo los crespones del duelo, en torno de la tumba donde va a dormir el sueño de la paz inmortal Pereda, y pidamos a sus manos firmezas aun en los errores, sensibilidad aun en las debilidades, valentías aun en las flaquezas!... ¡Que resurja de sus cenizas el genio que tanta gloria ha dado a esta patria agonizante en la pasividad funesta del idiotismo! ¡Lloremos a Pereda! ¡Lloremos a Pereda!

Rosario de Acuña y Villanueva

Santa Cruz de Bezana

 

 

Notas

(1) Al dar cuenta del trayecto que recorrió la comitiva camino de Polanco, algunos periódicos se hicieron eco del homenaje que la autora brindó a la memoria de José María de Pereda: «Al pasar el cortejo fúnebre por el pueblo de Bezana, se hallaban cubiertos con crespones los balcones de la finca que habita Rosario de Acuña. La ilustre escritora, al pasar el féretro arrojó sobre el furgón un cesto de flores y laurel, y entregó a los periodistas, para depositarla en el panteón, una preciosa corona de flores naturales y laurel con la siguiente inscripción: "De las flores de sus Peñas arriba a Pereda. Rosario de Acuña". » (El Imparcial, Madrid, 4-3-1906).

(2) Días después, al enterarse de la presencia en los bordes de la carretera de los niños de una escuela para rendir homenaje al difunto escritor, escribe una carta a su maestro (⇑), alabando su conducta y realizando diversas consideraciones acerca de sus compatriotas. 

 

 

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora

 

 

 

Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)