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La peregrina

Canción

 

   Por el mundo voy errante;

soy el alma del que piensa,

del que siente, del que ansía, con fervientes entusiasmos,

el reinado de la paz.

En los lares de la tierra

todos vienen a ofrecerme,

en un cáliz, impregnado de amarguras,

el dolor, la iniquidad.

 

En los senos de la mente

llevo fúlgida razón,

que, alumbrando el camino de la vida,

lo hace hermoso.

En el corazón palpitan 

oleadas de ternura

esperanzas inmortales; sentimiento

fraternal y generoso.

 

¿No ha de haber una morada

donde pueda hallar descanso;

donde puedan las virtudes que atesoro

formar nido?

¿Donde el niño me acaricie,

y el anciano me bendiga,

y me ciña de laureles consagrados

el mancebo agradecido?

 

¿No habrá fin a mi jornada?

En los lares de la tierra

¿he de hallar siempre los odios y las luchas

y los vicios y el error?

¿Soy demente que delira

o es acaso mi destino

ser eterna solitaria, caminante

en las sendas del dolor?

 

«¡Adelante y sin desmayos;

que a través de los abrojos

ya se ven los horizontes fulgurando

con rosada claridad!

Es la aurora del mañana.

¡Adelante peregrina...!

¡Eres alma redentora destinada por tu esencia

a salvar la Humanidad!

 

Rosario de Acuña y Villanueva

 

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora
 
 
 
 
Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)