imagen de la cabecera

 

 

Señoras y señoritas de Conde-Pelayo, Tejada, Gallástegui, Matilla, Mauleón, Zamora, Martínez y señores Santiago, Hernando, Arias, Soldevilla, Armentia, Pinero, Urbida y Rodríguez, así como a los señores Abarrástegui, Araco, Álvarez y escenógrafo señor Garay

 

 

Amigos míos:

Les envío esta misiva, pobre y leve muestra de mi gratitud hacia todos ustedes y sus compañeros, los coros y comparsas, que tan noble, activa y generosamente quisieron ayudar a la resurrección de «El padre Juan», ese drama en el que yo puse una de las convicciones más fervientes de mi alma rebelde, en primer término, a toda imposición de dogma religioso, y ansiosa siempre de que la libertad en toda su escala, desde el pensamiento a la acción, sea antorcha luminosa de la vida humana, que no puede desenvolverse racionalmente sin que la libertad la ilumine desde la cuna al sepulcro.

A todos ustedes les mando, con esta carta, mi fraternal abrazo de afectuosa gratitud asegurándoles que lo más que sentí al no poder asistir a la representación fue el no poder estar entre ustedes, los intérpretes del drama, guiándoles en lo que vacilaran y secundado, con mi experiencia de vieja, la hermosa actividad de sus juveniles voluntades.

¡Ojalá  la memoria de ese drama, por su esfuerzo expuesto ante un público que, en su mayoría, no había nacido cuando yo lo escribí, no se pierda otra vez en las negruras del fanatismo, la ignorancia y la tiranía en que todos los españoles estamos metidos!

Con un cordial saludo de amistad hacia todos les queda fiel y reconocida su afectísima

 

Gijón, a 13 de junio de 1920

 

 

Nota. Para conocer un poco mejor la relación de Rosario de Acuña con algunos de los destinatarios de la carta, se recomienda la lectura de los siguientes comentarios:

 

Dibujo de Volney publicado en Portugalete en el recuerdo: los Conde Pelayo
40. «Homenaje a una mujer ilustre», por Volney Conde-Pelayo
En un rincón de la costa astur, sola, olvidada de casi todos los españoles, vive una ilustre anciana, honra de las letras española. Allá la han llevado las persecuciones de los reaccionarios, que ni aún en la ancianidad la dejan en paz, y allí vive lamentando la indiferencia...

 

 

 

Bodegón con manzanas de Juan de Zurbarán (hacia 1640)143. El Cervigón: parada y fonda 
Aunque la leyenda (negra; «negra jesuítica», diría la interesada), pintaba aquella casa con lúgubres colores, lo cierto es que el hogar de doña Rosario tenía las puertas siempre abiertas. Claro es que no para todos. Faltaría más...

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora
 
 
 
 
Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)