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[Carta a Tomás Costa]

 

Sr. D. Tomás Costa

 

Distinguido señor:

Después de enviar el cajón con las cinco docenas de huevos he sabido que era para usted el pedido, y como quiera que en esta casa somos fervientes entusiastas de su señor hermano don Joaquín, me tomo la libertad de escribirle congratulándome de que un producto de mi granja haya ido a parar a la familia que es honra de España y galardón de la Humanidad.

Vivamente deseo que den un brillante resultado los huevos que envié; y para coadyuvar a este propósito me voy a permitir darle algunos consejos, a que mi práctica me autoriza. Antes de echar los huevos a las cluecas, o a la incubadora, déjense reposar veinticuatro horas en sitio fresco, y luego, sin moverlos mucho, échense a la incubación. Si son cluecas las que han de sacarlos, no poner a cada una más que diez huevos, y en los cestos o cajones donde estén las gallinas que haya mucha hierba seca y fina, para que la clueca esté muy cómoda. Basta con sacarlas cada veinticuatro horas, siempre al medio día, y una vez que coman (maíz, trigo y pan), beban y defequen, vuelta al cesto, de donde no han de salir a voluntad sino por la mano del que las cuide.

Una vez salidos los pollitos, y después de estar las doce primeras horas bajo la madre, o en la secadora, conviene darles los quince primeros días una pastura hecha con harina de maíz, huevo crudo y leche; amasijo vueltecito, que no se pegue y del cual, a todas horas, han de tener servido el comedero: con esto, miga de pan, y algunos cañamones triturados, pueden pasar el primer mes, siempre que tengan alguna hora de recreo sobre pradera o campo, y si es en corral seco habrá que picar lechuga o escarola para dársela. El segundo mes se les puede suprimir el huevo y la leche, y hacer sólo la pastina con harina de maíz, dándoles ya trigo puro, y siempre pienso de verdura; de cuando en cuando, no les vienen mal algunos gusanitos de los del salvado. Que duerman en sitio seco y abrigado, pero con buena ventilación, y al medio día, si es posible, que el agua siempre, siempre, esté cristalina y fresca, y si alguno enferma sepáresele enseguida de sus hermanitos. No conviene darles nada de arroz; el trigo, el maíz, como grano, y la verdura y los gusanos en los tres primeros meses; después pueden considerarse criados y comer de todo, y cuanto quieran, que es el secreto de tener buen gallinero.

Las de raza Prat, que he mandado, son soberbias, como no creo las haya en muchas granjas, pues tengo gallinas de ocho libras de peso, y ponedoras excelentes: esta pollería es fuerte, resiste bien la aclimatación, tarda (y más ahí) en desarrollarse, pues hasta los doce meses no es adulta y sigue creciendo hasta los dieciocho. Las azules, por las cuales tengo Medalla de plata de la Exposición Universal de Avicultura de Madrid, son ponedoras excelentísimas, de doscientos huevos al año, pequeñas, muy vivas, incapaces para cluecas, y muy delicadas de criar, aunque adultas son fuertes; cuiden mucho esta pollería pues de cada seis se logran dos si no se les atiende con el mayor esmero. Las negras son similares a las azules, aunque algo más corpulentas y menos delicadas. De las brama-potras, unos huevos son de armiñadas y otras de invertidas: delicadísimas de criar, muy poco ponedoras, hasta los dieciocho meses no son adultas, en cambio son muy grandes, muy hermosas, y madres inmejorables; poseo un gallo armiñado que es una hermosura, y si consiguen alguno igual como que les dejará muy complacidos. ¡Ojalá así suceda! En el cajón iban cuatro huevos más de las gallinas nuestras que poseo, mezcla de las cuatro razas, ponedoras de un modo disparatado hasta el punto de que se me han muerto algunas por no poder con tantos huevos como traía su ovario; ponen huevos muy gordos y son corpulentas y fuertes. Si se consigue alguna gallina de dichos cuatro huevos ya verán que alhaja.

En cualquier cosa que podamos servirles ya saben que en esta casa cuentan con quienes están dispuestos a complacerles con el mayor entusiasmo y la mejor voluntad, y tendremos una verdadera alegría en que el modesto producto de nuestro trabajo sirva de algo en la morada de ustedes…

Sin cansarle más se ofrece su atenta amiga q.b.s.m.

 

Rosario de Acuña

Cueto 10 de abril 1904

 

 

Nota

En relación con esta carta y con la respuesta del destinatario a la misma, se recomienda la lectura del siguiente comentario:

 
Escalonilla, Casa Ayuntamiento, construido en 1881 (Diputación de Toledo) 224. Entretenimiento para la esposa
Mientras ella se ganaba la vida con los productos de su granja avícola, había ilustres compatriotas que instalaban un gallinero para entretenimiento de la esposa, para que lo pasara menos aburrido, distrayéndose en llevar a sus pollitos el migón de pan...

 

 

 

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora
 
 
 
 
Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)