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Un rayo de sol 

 

 

¿Qué es un rayo de sol? La mejor caricia que el Creador otorga a la criatura; el beso más amante que la naturaleza recibe del cielo: el que arranca las almas tristes al melancólico influjo de la noche. Un rayo de sol es una madeja de hilos de oro sujeta por sus cabos a un disco de fuego errante entre las gasas de la inmensidad. Un rayo de sol es transparente destello de diamante lanzado por el astro más hermoso que adorna el espacio. Un rayo de sol es una guirnalda de rubíes y amatistas prendida por su extremo en un topacio.

¡Miradle penetrar por entre el espeso ramaje! Su sonrisa hiere el nido de la tórtola; ella vuelve sus inocentes ojos, y la límpida mirada que le dirige parece decirle: ¡Te amo! ¡Te amo tanto como a mi compañera! Recibe mis arrullos hermoso testigo de mis amores; mientras mi garganta pueda modular un sonido será para ti, amigo cariñoso, que das la alegría a mi enamorado albergue.

Mirad todos los alados habitantes de la selva: sus gorjeos le saludan apenas asoma por el Oriente, sus cánticos le despiden cuando se oculta en el Occidente; todos le envían entre las notas de sus diversos trinos el agradecimiento por la alegría que les trae en sus destellos.

Un rayo de sol penetra en el modesto albergue del pobre. ¡Con cuanto placer es recibido! Él ayuda con su vivificante luz las rudas faenas de la compañera de su vida; él presta fuego al apagado hogar, y la pobre familia siente en sus venas el calor amoroso que su inseparable amigo les envía para reanimar sus cuerpos. Un rayo de sol es constante compañero del pobre; en el estío con sus constantes destellos le da el abundante tiempo para ganar el pan de sus hijos; en el invierno le alienta con su dulce calor y le anima en su cotidiano trabajo. Un rayo de sol es la única riqueza del que no tiene ninguna, riqueza que nunca engendra la envidia de los demás.

Un rayo de sol es la alegría de la niñez, la dicha de la ancianidad. El niño es como el pájaro: gorjea al recibir su calor, lanza sonrisas hacia el amigo de sus infantiles juegos; con su luz vive, ríe, canta, con su luz se siente feliz; y esta misma, cuando aquel ha pasado de la infancia y entra en la juventud, le da un día más de experiencia y de saber.

¿Qué es un rayo de sol para un anciano? Un recuerdo de su juventud. Miradle como se sienta donde pueda recibirle de lleno, mirad como se rejuvenece su semblante cuando él lo besa; revive entre su luz. Un rayo de sol, al dorar los cabellos de plata de la ancianidad, toma un aspecto de soberana majestad, parece que llama al alma que habita en aquel cuerpo, diciéndole: yo soy perenne en la gloria; muere santa para que me disfrutes eternamente.

El pobre ciego, sumido en las tinieblas de continua noche, siente su corazón dilatarse de felicidad cuando el rojo resplandor, que llega hasta sus muertas pupilas, le anuncia que un rayo de sol acaricia su rostro. Sin conocerle le ama y supone, que si en su vida terrestre le causa tan grata alegría el oscuro reflejo que recibe de su luz, cuando su alma se encuentre en la mansión del cielo, su mayor encanto será contemplar cara a cara el astro deslumbrador.

El desgraciado cautivo que llora su perdida libertad, tras los hierros de lóbrego calabozo vislumbra la esperanza de recobrarla cuando un rayo de sol penetra consolador en su triste albergue. Entre su luz comprende que aquel que se la envía no puede menos de consentir que la goce con todos los atractivos de la libertad; y si la justicia de los hombres le condena a continua prisión, aquel hermoso amigo de su soledad le anuncia al aparecer que ha pasado un día de su mortal pena, día que le acerca, si sufre resignado, al premio del cielo.

El bravo marino, angustiado en tormentosa noche al encontrarse perdido en la inmensidad de los mares, siente indescriptible alegría cuando un rayo de sol, rompiendo los negros celajes de oscura mañana, le permite arreglar su equivocado rumbo por medio de su consoladora presencia.

¡Un rayo de sol! ¡Cuánto puede decirse de él!

Un rayo de sol, amigo inseparable del hombre, vierte en su vida, con el benéfico influjo de su pura luz, alegrías dulces, santas, consoladoras, impresiones religiosas, poéticas, sublimes. Un rayo de sol, fiel y constante amante de la naturaleza, hace germinar en su seno las flores con que se engalana; la encantadora alegría de que se reviste al recibirlo. Un rayo de sol imprime a los mares augusta majestad; vida y movimiento a los seres que en ellos se albergan.

¡Acarícianos siempre, hermoso astro de los espacios; envía tu luz sobre este planeta envolviéndole en tus rayos!

¿Podremos verte un día en las regiones de la eternidad?

Rosario Acuña (1)

 

 

Nota

(1) En algunos de sus primeros escritos publicados su apellido aparece de esta forma, lo que quizás fuera debido a que por «Acuña» debía de ser conocido su padre entre sus amigos. Se recomienda la lectura del siguiente comentario: 

 

Firma de Felipe de Acuña cuando era estudiante de Leyes 228. Su gran valedor
Es preciso recordar que la autora tiene veinticinco años, y que esas dos notas distintivas –ser mujer y ser joven–, que tanto sorprendieron a los críticos por entonces, no dejan de resultar sorprendentes también en la actualidad, no tanto por...

 

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora

 

 

 

Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)